28.1.10

¿Y la RS de los medios de comunicación?

Si la revolución en los Estados Unidos estalló en la década de 1770 fue a causa de la influencia de los periódicos de Boston y Filadelfia. Años más adelante, durante la lucha por los Derechos Civiles, un puñado de periódicos progresistas del sur como The Atlanta Constitution y The Anniston Star, arriesgaron su propia existencia por la defensa de la justicia social. The New York Times desafió al gobierno de Estados Unidos e imprimió The Pentagon Papers, sacando a la luz los horrores de la guerra de Vietnam.
¿Cuál es la moraleja? Toda herramienta de comunicación, desde los medios formales hasta las redes sociales, tienen un poder del cual pocas veces estamos conscientes: pueden sensibilizar acerca de aquellos temas que realmente importan o, por otro lado, distraernos hacia tópicos secundarios. Desgraciadamente, esto último es bastante común en los medios mexicanos, pero lo realmente lamentable es que no lo notemos.
Por ello, la responsabilidad social de los medios de comunicación debería ser un tema común, al igual que su relevancia en el desarrollo de cualquier país. Imagina el impacto de una publicación especialmente pensada, diseñada y escrita para el creciente grupo de adultos mayores, o un sitio en Internet creado para niños indígenas, redactado en su lengua y que considere los aspectos socioculturales que viven.
La invitación es la siguiente: seamos críticos acerca del papel de los medios y exijamos que sean responsables en su operación, en la información que difunden y en cómo la comunican.

17.1.10

Menos es más

Menos es más, eso lo recuerdo cada mañana en los vestidores del gimnasio. Al llegar lo primero que hago es poner mi maleta dentro del locker, y siempre veo a un grupo de chicas arreglándose. Voy a hacer ejercicio y regreso una hora después para bañarme y ellas siguen arreglándose. Me baño, visto, peino… ¡y ellas siguen arreglándose! El problema, es que para cuando terminan de arreglarse ni siquiera parece que haya valido la pena tanto tiempo, lucen totalmente artificiales.
Otro buen ejemplo de “menos es más” se da en los aeropuertos. Cuando voy a un aeropuerto me gusta ver el tamaño de las maletas y la actitud de quienes las llevan, ya que estoy convencida que la dimensión de tu maleta es del tamaño de tus miedos. Recuérdenlo la próxima ocasión que vayan a una terminal, y sobre todo, la siguiente ocasión que hagan una maleta.
Y la regla de menos es más se aplica en muchas cosas más: al consumir, al redactar, en la decoración (al menos en la que a mí me gusta) y en negocios. Recordemos el KISS principle (keep it simple, stupid, o keep it short and simple).
En particular, es relevante aprender a consumir menos y mejor, con ello me refiero a comprar menos y también a emplear menos papel, agua, electricidad, etc. Es decir, satisfacer las verdaderas necesidades humanas de forma respetuosa con el medio ambiente y con los productores de los bienes y servicios.
Una de las personas que mejor lo explican y que mejor lo han llevado a la práctica es Jim Merkel, un ingeniero militar y comercial de la industria armamentística estadounidense que a raíz del desastre del petrolero Exxon en 1989 decidió cambiar radicalmente su vida. Jim dice:
“Lo que yo propongo es disfrutar de una gran calidad de vida con una huella pequeña. El reto de la sensatez ecológica consiste en convertirse en un experto en obtener el máximo a partir de lo mínimo. Se trata de consumir menos, vivir mejor e interactuar más con el entorno; a cambio, su vida tendrá más sentido.”

14.1.10

Antes del terremoto ¿qué sabías de Haití?

La realidad, es que para la mayoría Haití no era un tópico común en las conversaciones. Era un país poco presente en nuestra mente y muchos no conocían si quiera el nombre de su capital.
¿Y por qué Haití debió de haber estado más presente? La respuesta es simple: es el país más pobre de América.
Toda la atención que se ha brindado a la catástrofe que se presenta en Haití es totalmente justificada, y es además, un claro reflejo de cómo en México y en otros países de América Latina vivimos la Responsabilidad Social: prendemos el radar ante la catástrofe y la emergencia y cuando todo vuelve a un estado “normal” nos olvidamos de la importancia de ser solidarios.
Y les apuesto que aunque la actual situación en Haití probablemente incrementará sus indicadores de pobreza, en un mediano plazo Haití dejará de ser un tema de conversación y perderá el “top of mind” que ha ganado.
Una causa digna de apoyar no es únicamente aquella que es urgente, tenemos que evolucionar hacia una visión en la cual descubramos que la prevención es también fundamental. Es decir, que si como continente nos hubiéramos unido para brindarle al país más pobre de América la asistencia para fortalecer su economía y la infraestructura de sus edificios más importantes (recordemos que los hospitales de la región y las oficinas de gobierno se derrumbaron por el terremoto) quizá el impacto de la tragedia hubiese sido menor.
Esa es la invitación, no apoyemos únicamente causas urgentes, la prevención y el trabajo pensado en un impacto a largo plazo también vale la pena.

Mientras tanto…

¿Qué es lo que más se necesita en Haití? Lo urgente son voluntarios que apoyen la labor humanitaria. Sin embargo, si esto no está dentro de tus posibilidades puedes llevar alguno de los siguientes artículos a las oficinas de la Cruz Roja de la ciudad donde vives:

Alimentos:
-Latas que se abran solitas
-Agua en botellas de un litro
-Barras de cereal
-Comida para bebé (tipo Gerber)

Medicamentos (las marcas son sugerencias, lo importante es el tipo de medicamento):
-Antidiarreicos (treda, lomotil)
-Antibióticos (bactrin, ciproflox)
-Antihistamínicos (avapena, virlix)
-Analgésicos (paracetamol, aspirina, dolac)
-Soluciones orales (suero vida oral, pedialite)

Material Médico
-Vendas
-Gasas
-Soluciones antisépticas (isodine, jabón quirúrgico)
-Cubrebocas
-Guantes desechables