20.3.12

La Novia del Santo


Extracto del texto publicado originalmente en la Escuela Móvil de Periodismo Portátil y El Universal.
Irma González, La Novia del Santo, pisó por primera vez un ring cuando las luchas entre mujeres estaban aún prohibidas. Fue campeona mundial e incluso peleó al lado de su hija, también luchadora. A sus 70 años se dedica a entrenar a las futuras promesas de la lucha libre.
¡Mátala! ¡Dale en su madre!, le grita el público a La Novia del Santo, que está parada sobre la tercera cuerda del ring, usa un leotardo azul y una máscara plateada, tal como la de El Santo, la máxima leyenda de la lucha libre mexicana. La gladiadora enmascarada agita los brazos con las palmas hacia arriba, pidiendo al público que diga más, que grite más fuerte. De pronto salta desde la cuerda más alta y agarra de la muñeca a su contrincante, Chabela Romero, le aplica una llave que la obliga a girar y la azota con fuerza contra la lona. Se acerca a su oponente, una mujer morena y fornida que continúa tendida en el piso, brinca y cae sobre su tórax de un sentón, le sujeta con furia los brazos y le grita al árbitro – ¡Cuéntele!.
El árbitro apenas y llega a pronunciar el número dos cuando desde las gradas le grita un hombre – ¡Con huevos, Irma!
La gladiadora gira rápidamente la cabeza: la reconocieron y eso es peligroso. Ella juró a su futuro esposo que dejaría los encordados y por eso se esconde tras la máscara para luchar tan solo siete meses más, hasta que llegue el día de su boda.
La Novia del Santo pierde la concentración y su rival hace un movimiento rápido con la cadera que las obliga a intercambiar posiciones. La enmascarada está ahora boca abajo, soportando los 70 kilos de peso de su oponente y forcejea para soltarse. De pronto, La Novia del Santo se impulsa hacia arriba con la fuerza de las piernas y avienta a su oponente lejos, corre hacia ella, la agarra de la cintura, la levanta por el aire y la avienta a unos tres metros. Chabela rueda sobre la lona y justo antes de caer del ring se detiene, se incorpora y tambaleándose camina hacia su rival y le tiende la mano en señal de paz. El público continúa exclamando ¡Dale! ¡Mátala!, así que Irma sigue el consejo de sus admiradores y le aplica a la morena una última llave que la deja tendida. El réferi cuenta hasta tres.
Una década más adelante, las gladiadoras, que eran ya rivales consumadas, protagonizaron uno de los encuentros femeniles más feroces de su época. La portada de la revista El Halcón, especializada en lucha libre, lo muestra con crudeza: Irma González está sangrando profusamente de la frente y en su mano derecha sostiene una rasuradora con la que rapa a Chabela Romero, que forcejea sentada en la lona. La legendaria luchadora, a quien La Novia del Santo recuerda como “mi adorada enemiga”, apostó la cabellera y la perdió.