19.4.10

C.K. Prahalad y yo

Tuve la oportunidad de conocer a C.K. Prahalad en junio de 2008.

Tiempo atrás había leído su libro “The Fortune at the Bottom of the Pyramid: Eradicating Poverty Through Profits” y estaba convencida, como sigo estando, del poder que tienen las empresas para combatir la pobreza.

En aquella época era coeditora de un suplemento de Responsabilidad Social Empresarial de un diario mexicano, así que en cuanto me enteré que Prahalad estaría en la Ciudad de México dando una conferencia moví cielo, mar y tierra para que me diera una entrevista.

Recuerdo perfectamente que la cita era a las 10:30 en la zona de Polanco, pero llegué una hora antes con mi libro rojo en las manos. Prahalad me recibió en una sala con sillones blancos y transformó esa entrevista en una plática increíble entre dos apasionados del desarrollo. Al final, firmó mi libro.

Aquél día llevaba una lista de preguntas y una grabadora de audio. La lista de preguntas la terminé ignorando, la conversación era muy interesante como para desviarla con preguntas previamente planeadas. La grabación la borré tiempo después, pero conservo el diario del día en que se publicó mi entrevista.

El pasado sábado 17 de abril falleció C.K Prahalad, al morir ostentaba el título de “El Pensador más Influyente”, estaba convencido de que los negocios pueden cambiar al mundo. Él nos hiso pensar que si dejamos de ver a los pobres como una carga y empezamos a tratarlos como empresarios y consumidores, crearemos productos y servicios eficientes en armonía con los clientes y sus necesidades.

Él argumentaba que las empresas multinacionales no sólo pueden ganar dinero vendiendo a los más pobres del mundo, estos esfuerzos sirven además para cerrar la creciente brecha entre los países ricos y pobres. La clave de su argumento es el enorme tamaño del mercado de bajos ingresos, estimado en cuatro mil millones de personas.

C.K. Prahalad decía “Para mí, democracia y libertad carecen de significado si la gente no puede tomarse un helado cuando lo desea”, brindemos hoy con un helado por el legado de este gran pensador.

8.4.10

Desastres naturales y paranoia



Según datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres, diariamente mueren 411 personas en promedio por desastres naturales: 150,015 al año.

Esa cifra, me llevó a unirme a la brigada de protección civil de la organización donde trabajo.
En lugar de sacar a relucir nuestra paranoia en cuanto a sismos y demás desastres naturales, deberíamos darnos unos minutos para formular las siguientes preguntas:

¿Qué desastres naturales pueden suceder en esta zona y qué debo hacer ante ellos?
Si tiembla ¿hacia dónde debemos evacuar?
¿Qué debo hacer en caso de incendio?
¿Dónde está el botiquín de emergencia?

Simplemente al preguntar ya estamos poniendo nuestro granito de arena. Y si nadie nos puede proporcionar respuestas certeras, es nuestra responsabilidad investigar.

Antes que nada, debemos responder ¿qué es protección civil? Es el sistema que proporciona la protección y la asistencia para todos ante cualquier tipo de catástrofe (entiéndase desastre) o accidente relacionado con esto, así como la salvaguarda de los bienes del conglomerado y del medio ambiente.

Sin duda, estar preparado contribuye a reducir el temor, la angustia y las pérdidas que acompañan a los desastres. Las comunidades, familias e individuos deben saber qué hacer en caso de incendio y dónde buscar refugio durante un tornado. De igual forma, tienen que estar preparados para desalojar sus casas y refugiarse en albergues públicos y saber cómo atender sus necesidades médicas básicas.

Sin olvidar, que cada quien es, hasta cierto punto, responsable de su propia protección. Lo esencial que debemos conocer antes, durante y después de un desastre natural es:

Antes
• Conocer los riesgos y las señales de peligro.
• Comprar un seguro, incluido el seguro contra inundaciones y los desastres propios de cada zona.
• Trazar planes de lo que hay que hacer en cada caso.
• Reunir un equipo de suministros para desastre.

Durante
• Poner en práctica el plan previamente formulado.
• Ayudar a los demás.
• Seguir las recomendaciones y orientación de los funcionarios encargados de hacer frente al acontecimiento.

Después
• Reparar los inmuebles dañados para prevenir más accidentes.
• Adoptar medidas para evitar o reducir pérdidas futuras.

Esta es únicamente la primera parte de mi post sobre protección civil. La próxima semana les platicaré cómo ha avanzado la brigada y les daré ejemplos concretos y prácticos para optimizar la protección civil en su lugar de trabajo, en su escuela o en el hogar.