Menos es más, eso lo recuerdo cada mañana en los vestidores del gimnasio. Al llegar lo primero que hago es poner mi maleta dentro del locker, y siempre veo a un grupo de chicas arreglándose. Voy a hacer ejercicio y regreso una hora después para bañarme y ellas siguen arreglándose. Me baño, visto, peino… ¡y ellas siguen arreglándose! El problema, es que para cuando terminan de arreglarse ni siquiera parece que haya valido la pena tanto tiempo, lucen totalmente artificiales.
Otro buen ejemplo de “menos es más” se da en los aeropuertos. Cuando voy a un aeropuerto me gusta ver el tamaño de las maletas y la actitud de quienes las llevan, ya que estoy convencida que la dimensión de tu maleta es del tamaño de tus miedos. Recuérdenlo la próxima ocasión que vayan a una terminal, y sobre todo, la siguiente ocasión que hagan una maleta.
Y la regla de menos es más se aplica en muchas cosas más: al consumir, al redactar, en la decoración (al menos en la que a mí me gusta) y en negocios. Recordemos el KISS principle (keep it simple, stupid, o keep it short and simple).
En particular, es relevante aprender a consumir menos y mejor, con ello me refiero a comprar menos y también a emplear menos papel, agua, electricidad, etc. Es decir, satisfacer las verdaderas necesidades humanas de forma respetuosa con el medio ambiente y con los productores de los bienes y servicios.
Una de las personas que mejor lo explican y que mejor lo han llevado a la práctica es Jim Merkel, un ingeniero militar y comercial de la industria armamentística estadounidense que a raíz del desastre del petrolero Exxon en 1989 decidió cambiar radicalmente su vida. Jim dice:
Otro buen ejemplo de “menos es más” se da en los aeropuertos. Cuando voy a un aeropuerto me gusta ver el tamaño de las maletas y la actitud de quienes las llevan, ya que estoy convencida que la dimensión de tu maleta es del tamaño de tus miedos. Recuérdenlo la próxima ocasión que vayan a una terminal, y sobre todo, la siguiente ocasión que hagan una maleta.
Y la regla de menos es más se aplica en muchas cosas más: al consumir, al redactar, en la decoración (al menos en la que a mí me gusta) y en negocios. Recordemos el KISS principle (keep it simple, stupid, o keep it short and simple).
En particular, es relevante aprender a consumir menos y mejor, con ello me refiero a comprar menos y también a emplear menos papel, agua, electricidad, etc. Es decir, satisfacer las verdaderas necesidades humanas de forma respetuosa con el medio ambiente y con los productores de los bienes y servicios.
Una de las personas que mejor lo explican y que mejor lo han llevado a la práctica es Jim Merkel, un ingeniero militar y comercial de la industria armamentística estadounidense que a raíz del desastre del petrolero Exxon en 1989 decidió cambiar radicalmente su vida. Jim dice:
“Lo que yo propongo es disfrutar de una gran calidad de vida con una huella pequeña. El reto de la sensatez ecológica consiste en convertirse en un experto en obtener el máximo a partir de lo mínimo. Se trata de consumir menos, vivir mejor e interactuar más con el entorno; a cambio, su vida tendrá más sentido.”
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