“Más que convivir con la naturaleza, debemos reconocer que formamos parte de ella”
He vivido aproximadamente una cuarta parte del tiempo que planeo vivir, y una tercrera parte de lo que la estadística indica. Pero como mis deseos no son órdenes y la probabilidad puede errar, decidí hacer algo que según los expertos menos de 0.01% de la humanidad ha experimentado: volar (sin avión).
Con motivo de mi cumpleaños y el de mi novio fuimos a Tenancingo a volar en parapente, descender a rapel una roca natural en La Malinche y además, conocer a gente muy interesante, apasionados del cielo y sobre todo, de la vida.
A quienes les he comentado lo que viví me preguntan, ¿qué se siente volar? Lo describiría como unos segundos de vértigo y muchos minutos de paz.
Imagina experimentar lo más parecido posible a la libertad que sienten los halcones. Desde arriba, por extraño y simpático que parezca, los árboles parecen brócolis.
En cuanto al descenso en roca, ya había practicado algo similar, pero no en una pared natural, y eso fue lo que lo hizo fabuloso.
Bajar de una altura considerable sabiendo que todo el peso de tu cuerpo depende de una cuerda, un arnés y, sobre todo, de ti mismo es una experiencia increíble.
Mientras volaba junto a las aves noté lo alejados que estamos de lo natural, quizá es por eso que sin mayor culpa destruimos nuestro entorno.
Ya olvidamos que formamos parte de la naturaleza y al destruirla también destruimos una parte de nosotros.
¿Recuerdas cómo suenan los lugares donde no hay autos ni construcciones? Te reto a que te acerques a la naturaleza, no tiene que ser algo tan extremo como volar o escalar.
Olvídate por unas horas de la tecnología, la agenda y el reloj, siéntate a observar y escuchar a los animales y la vegetación.
Le doy gracias a Daniel, Jorge, Daniel y Ariel por permitirnos a Carlos y a mí vivir un día único. Si quieren volar en parapente con ellos, no duden en contactarme.
Día del Viento
Curiosamente, hoy 15 de junio se conmemora el Día Global del Viento, su objetivo principal es que recordemos que el viento es un poder que no sólo nos permite volar, también puede producir electricidad sin generar emisiones de dióxido de carbono, reduce nuestra dependencia del petróleo y tiene el potencial de generar millones de empleos.
Quizá si comprendemos que más allá de convivir con la naturaleza, somos parte de ella, recordaremos la importancia de respetarla.
La mejor parte, las fotos:
Con motivo de mi cumpleaños y el de mi novio fuimos a Tenancingo a volar en parapente, descender a rapel una roca natural en La Malinche y además, conocer a gente muy interesante, apasionados del cielo y sobre todo, de la vida.
A quienes les he comentado lo que viví me preguntan, ¿qué se siente volar? Lo describiría como unos segundos de vértigo y muchos minutos de paz.
Imagina experimentar lo más parecido posible a la libertad que sienten los halcones. Desde arriba, por extraño y simpático que parezca, los árboles parecen brócolis.
En cuanto al descenso en roca, ya había practicado algo similar, pero no en una pared natural, y eso fue lo que lo hizo fabuloso.
Bajar de una altura considerable sabiendo que todo el peso de tu cuerpo depende de una cuerda, un arnés y, sobre todo, de ti mismo es una experiencia increíble.
Mientras volaba junto a las aves noté lo alejados que estamos de lo natural, quizá es por eso que sin mayor culpa destruimos nuestro entorno.
Ya olvidamos que formamos parte de la naturaleza y al destruirla también destruimos una parte de nosotros.
¿Recuerdas cómo suenan los lugares donde no hay autos ni construcciones? Te reto a que te acerques a la naturaleza, no tiene que ser algo tan extremo como volar o escalar.
Olvídate por unas horas de la tecnología, la agenda y el reloj, siéntate a observar y escuchar a los animales y la vegetación.
Le doy gracias a Daniel, Jorge, Daniel y Ariel por permitirnos a Carlos y a mí vivir un día único. Si quieren volar en parapente con ellos, no duden en contactarme.
Día del Viento
Curiosamente, hoy 15 de junio se conmemora el Día Global del Viento, su objetivo principal es que recordemos que el viento es un poder que no sólo nos permite volar, también puede producir electricidad sin generar emisiones de dióxido de carbono, reduce nuestra dependencia del petróleo y tiene el potencial de generar millones de empleos.
Quizá si comprendemos que más allá de convivir con la naturaleza, somos parte de ella, recordaremos la importancia de respetarla.
La mejor parte, las fotos:
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